la vida del lobo

Amado, odiado, admirado o temido. El lobo es un bellísimo animal que no deja indiferente a nadie. La simple visualización de su silueta evoca recuerdos, despierta la imaginación, y estimula la proliferación de mitos. Lamentablemente la mayoría de las veces la superstición y la leyenda ocultan y empañan la verdadera biología del lobo. Así, muchas personas continúan ignorando buena parte de las asombrosas costumbres sociales y de las admirables actitudes solidarias de tan emblemático ser vivo; como son el suministro de alimento a los individuos heridos o enfermos, o la adopción de los cachorros que han quedado huérfanos.

 

Invitamos al lector a que deseche viejos prejuicios sin fundamento, olvide injustificados temores infantiles y ancestrales, y se sumerja en la apasionante vida de uno de los animales más hermoso, sociable y misterioso de cuantos pueblan nuestro planeta.

 

A través de la revista digital Historias Naturales, y a lo largo de cinco extensos capítulos, el lector podrá conocer y comprender la verdadera vida del lobo.

 

A los lectores interesados en conocer y comprender, en profundidad, la verdadera biología del lobo les recomendamos la lectura de la obra La vida del lobo.


El animal mas sociable del mundo

  Las analogías entre el lobo y el hombre resultan sorprendentes e inquietantes. Ambos muestran desde hace miles de años un carácter extremadamente sociable, y se organizan en grupos de individuos en donde los vínculos familiares y sociales son muy sólidos y estables en el tiempo. Una manada de lobos, como sucede con la sociedad humana, adquiere una entidad propia, pues no es una mera reunión de individuos.

  El lobo, también a semejanza con el ser humano, posee una proverbial adaptabilidad a diferentes hábitats, explota con notable éxito las más diversas fuentes nutricionales, aprende con habilidad las oportunidades nuevas que se le presentan, y se amolda fácilmente a condiciones ecológicas cambiantes.

  

  Los lobos viven en manadas que se rigen por un elaborado y estricto orden jerárquico que, gracias a una férrea disciplina, se mantiene estable durante un tiempo más o menos prolongado. El orden social se conserva mediante el empleo de un sistema de comunicación visual y sonora basado en: gestos de la cara; la posición de la cola, las orejas y el cuerpo; y en la emisión de determinados sonidos vocales. Pese a la mala fama que le precede, durante la mayor parte del tiempo, las relaciones entre los individuos en el seno de la manada son amistosas y están exentas de agresividad.

  

  El lobo comparte con los humanos la capacidad de crear una sociedad dotada de una estructura jerárquica en donde la colaboración mutua entre los miembros del grupo resulta vital para el desempeño de funciones concretas. La sociedad, en los humanos o en los animales, se sustenta en la suma de las aportaciones individuales.

  

  Ninguno de los numerosos naturalistas que han criado, cuidado o estudiado lobos en condiciones de semilibertad jamás han detectado un comportamiento agresivo o violento hacia ellos, lo que rebate el argumento de ser un animal cruel o malvado; una paranoia que esgrimen sin pudor ciertos individuos —y lamentablemente también algunas administraciones públicas— para tratar de justificar su exterminio.

  El lobo es una especie de profunda vida social, cuya agresividad sólo se manifiesta bajo determinadas circunstancias, como son por ejemplo al acosar a una presa que les servirá de alimento, al proteger a sus crías del ataque de otros animales, y en los ocasionales enfrentamientos con lobos de manadas extrañas. El lobo es un animal salvaje que únicamente emplea la violencia cuando es necesario, pero en modo alguno es un ser brutal y despiadado. El asesinato por mero placer, el odio absurdo, y el sadismo innecesario con los semejantes no son prácticas propias del lobo, sino habituales y macabros comportamientos del ser humano.